lunes, 26 de noviembre de 2012

“EDGAR MORÍN”


Los Siete Saberes Necesarios Para La Educación Del Futuro. 

     El libro de los siete saberes, es una muestra de que hay situaciones cotidianas que muchas veces nos parecen insignificantes o poco importantes, y simplemente las dejamos pasar, Morín nos muestra una perspectiva amplia de lo que la educación necesita, ya que estamos encaminados hacia un futuro tecnológico y cambiante que es imposible detener. Considero que la propuesta de Morín nos indica la dirección de nuestras acciones y reacciones, para que fijemos nuestra atención sobre esos detalles que por su simplicidad y cotidianidad, pasan desapercibidos ante los ojos de los educadores.

En el primer capitulo, titulado “La ceguera del conocimiento: el error y la ilusión” nos introduce al análisis crítico del concepto educación. El sostiene que no es posible que la educación que es la que tiende a comunicar los conocimientos, permanezca ciega ante el conocimiento humano, sus disposiciones, sus imperfecciones, sus dificultades, sus tendencias tanto al error, como a la ilusión y, ésta la educación no se preocupe en absoluto por hacer conocer lo que es conocer. Continúa señalando que el conocimiento no se puede considerar como una herramienta “hecha” que se puede utilizar sin examinar su naturaleza. Por ello concluye, que el conocimiento del conocimiento debe aparecer como una necesidad primera, que sirva de preparación para enfrentar riesgos permanentes de error e ilusión que no dejan de rondar la mente humana.

En el capítulo segundo, Morín habla de los principios de un conocimiento pertinente. Existe un problema capital, aun desconocido que está referido a la necesidad de promover un conocimiento capaz de abordar los problemas globales y fundamentales, para inscribirlos en ellos, los conocimientos parciales y locales. La supremacía de un conocimiento fragmentado según las disciplinas, impide a menudo, operar el vínculo entre las partes y las totalidades y debe dar paso a un modo de conocimiento capaz de aprehender los objetos en sus contextos, sus complejidades, sus conjuntos. El concluye este capítulo, señalando que es necesario desarrollar la aptitud natural de la inteligencia humana para ubicar todas sus informaciones en un contexto y en un conjunto. Es necesario enseñar los métodos que permiten aprehender las relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes y el todo y el todo en un mundo complejo.

El capítulo tercero, se refiere a la enseñanza de la condición humana. Morín dice, “el ser humano es a la vez físico, psíquico, biológico, cultural, social, histórico”. Es ésta unidad compleja de la naturaleza humana la que está completamente desintegrada en la educación a través de las disciplinas y que imposibilita aprender lo que significa ser humano. Para Morín lo que hay que hacer es, restaurarla de tal manera que uno donde este, tome conocimiento y conciencia al mismo tiempo de su identidad compleja y de su identidad común a todos los demás humanos. Así la condición humana debería ser objeto esencial de cualquier educación; Finaliza el capitulo señalando que el reto es, cómo a partir de las disciplinas actuales es posible reconocer la unidad y la complejidad humana, reuniendo y organizando conocimientos dispersos en las ciencias de la naturaleza, en las ciencias humanas, la literatura y la filosofía y mostrar la unidad indisoluble entre la diversidad y la unidad de todo lo que es humano.

El capítulo cuarto de la obra de Morín se refiere a la enseñanza de la identidad terrenal, sostiene que en lo sucesivo el destino planetario del género humano será otra realidad fundamental que hoy es ignorada por la educación. Dice “El conocimiento del desarrollo de la era planetaria que van ha incrementarse en el siglo XXI y el reconocimiento de la identidad terrenal que será cada vez más indispensable para cada uno y para todos deben convertirse en uno de los mayores objetivos de la educación”. La era planetaria que comienza con la comunicación de todos los continentes en el siglo XVI, cada vez hace más inter relacionadas todas las partes del mundo. Sin embargo estas inter relaciones no han superado las opresiones y dominaciones que aún solazan la humanidad, configurando escenarios distintos, contradictorios y contrapuestos, lo que no implica que todos los humanos, confrontados en estos tiempos, con los mimos problemas de vida y muerte, lo que nos debería llevar a visualizar que vivimos una misma comunidad de destino.

En el capítulo quinto hace referencia a la necesidad e enfrentar las incertidumbres. Morín dice: “la ciencia nos ha hecho adquirir muchas certezas, pero de la misma manera nos ha revelado - principalmente en el siglo XX - innumerables campos de incertidumbre”. El sostiene que la educación debería comprender la enseñanza de las incertidumbres que han aparecido en las ciencias físicas (microfísicas, termodinámica, cosmología), en las ciencias de la evolución biológica y en las ciencias históricas. Se tendrán que enseñar principios de estrategia que permitan enfrentar los riesgos, lo inesperado y lo incierto y modificar su desarrollo en virtud de las informaciones adquiridas en el camino. Un examen de los grandes acontecimientos y accidentes de se han suscitado en la historia de la humanidad casi todos ellos inesperados, así como el reconociendo de que cada vez es mayor el abandono de los conceptos deterministas de la historia humana, que creía poder predecir nuestro futuro, nos deben llevar a preparar nuestras mentes para esperar lo inesperado y para poder afrontarlo. Morín concluye señalando: “Es imperativo que todos aquellos que tiene la carga de la educación estén a la vanguardia con la incertidumbre de nuestros tiempos”.

El capítulo sexto Morín relata la enseñanza de la compresión, parte por sostener que la compresión es al mismo tiempo medio y fin de la comunicación humana y que lamentablemente la educación para la compresión esta ausente de la enseñanza. El dice: “El planeta necesita comprensiones mutuas en todo sentido. La comprensión mutua entre humanos, tanto próximos, como extraños es en adelante vital para que las relaciones humanas salgan de su estado bárbaro de incomprensión”. De igual forma sostiene,  que las interdependencias se hayan multiplicado la comunicación, el planeta está cruzado por redes, faxes, teléfonos, celulares, módems, internet y otros. Sin embargo la incomprensión sigue siendo general. Educar para comprender las matemáticas o cualquier otra disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es otra cosa; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar para la compresión entre las personas, como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Morín finaliza este capitulo diciendo que la compresión humana sobrepasa la explicación, comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección.

En el último capítulo, que es el séptimo hizo referencia a la ética del género humano. Morín nos dice que la educación debe conducirnos a una antro ética considerando el carácter ternario de la condición humana, que implica ser  individuo/sociedad/especie. En este sentido continúa señalando que la ética individuo/especie, necesita un control mutuo de la sociedad por el individuo y del individuo por la sociedad, es decir la democracia. La ética no se podrá enseñar con lecciones de moral, ella debe formarse en las mentes a partir de la conciencia que el ser humano es al mimo tiempo individuo, parte de una sociedad, parte de una especie. Llevamos en cada uno de nosotros esta triple realidad. De igual manera todo desarrollo verdaderamente humano debe comprender el desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y la conciencia de pertenecer a la especie humana.

En conclusión, todo el texto de “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” es una muestra del discurso filosófico-poético de uno de los pensadores más sutiles de la actualidad, aunque su propuesta teórica no es un esquema concebido como receta mágica, sino una “flecha” que aspira a entrar hasta la última de nuestras células para que reaccionemos y fijemos nuestra atención sobre esos detalles que por su simplicidad y cotidianidad pasan desapercibidos ante los ojos de los investigadores, donde se   optimice la formación humana…
                                                  PROFESORAS: GONZALEZ NAYBELIS. Ci. 17.549.843.
                                                                                GONZALEZ NAYROBYS. Ci: 18.226.519.

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