jueves, 22 de noviembre de 2012

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Y LA MENTE


LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO Y LA MENTE
El conocimiento debe distinguirse de la información. Poseer conocimientos, sea en la esfera que sea, es ser capaz de realizar actividades intelectuales o manuales. El conocimiento es por tanto fundamentalmente una capacidad cognoscitiva. La información, en cambio, es un conjunto de datos, estructurados y formateados pero inertes e inactivos hasta que no sean utilizados por los que tienen el conocimiento suficiente para interpretarlos y manipularlos. Esta diferencia asume todo su sentido cuando nos interrogamos acerca de las condiciones de reproducción del conocimiento y de la información. Cuando la reproducción de la información sólo cuesta el precio de la copia, la reproducción del conocimiento cuesta mucho más puesto que lo que se debe reproducir es una capacidad cognoscitiva, difícil de explicitar, ya que  según Polanyi, 1966 “se sabe más de lo que se puede decir", y de transferir de un individuo a otro. Durante mucho tiempo la reproducción de los conocimientos utilizó, por consiguiente, principalmente el sistema del aprendizaje con el maestro, así como el sistema de relaciones entre personas de una misma profesión o de una misma comunidad de procedimientos. Estas formas de reproducción del conocimiento siguen constituyendo, por lo demás, el juicio de numerosos oficios y tradiciones. Con todo, se pueden poner en peligro cuando ciertos vínculos sociales se debilitan, el contacto entre generaciones se rompe, en resumen, cuando las comunidades profesionales ya no asumen esas funciones de memorización y de transmisión de saberes. En estos casos la reproducción del conocimiento ya no produce efecto y el olvido y la pérdida de saber son inminentes.
La cantidad total de conocimiento humano acumulado va en aumento. Sin embargo, se puede afirmar que la información se está acumulando a una velocidad mucho mayor que el conocimiento y que la transformación de la información en conocimiento se está quedando atrás. Desde ese punto de vista, la sociedad de la información sería una definición más precisa.

Se dice que vivimos en una sociedad del conocimiento, una sociedad en la que quien no puede acceder a las múltiples formas culturales de representación simbólica de la realidad está social, económica y culturalmente empobrecido. Sin embargo, el acceso a ese conocimiento culturalmente generado no es fácil, En este sentido, el creciente valor del conocimiento y su gestión social en nuestra sociedad deberían revalorizar también la importancia de los procesos de adquisición de conocimiento, ya que son una de las herramientas más poderosas para esas nuevas formas de gestión social del conocimiento. Los acelerados cambios en la sociedad del conocimiento, que para quien no dispone de esas herramientas cognitivas se queda sólo en una sociedad de la información, requieren nuevas formas de aprender, de adquirir ese conocimiento, que son diferentes, cuando no contrarias a los dispositivos de aprendizaje que todos nosotros tenemos, como consecuencia de la evolución, como parte de nuestro equipamiento cognitivo de serie.
Los sistemas educativos deben afrontar la nueva demanda no sólo de proporcionar conocimientos a los ciudadanos de transmitirles el bagaje cultural acumulado, sino también de reconstruir la mente humana, promoviendo nuevas formas de conocer, verdaderas restructuraciones cognitivas o cambios de mentalidades, que resultan muy difíciles de lograr en la medida en que buena parte de esos nuevos conocimientos que se quiere distribuir requieren funciones cognitivas que van más allá de ese equipamiento cognitivo de serie con el que todos venimos al mundo.
En este mismo orden de ideas, la educación debe servir no sólo para diseminar la cultura sino también para repensarla y transformarla. El estudio de los procesos de adquisición de conocimiento, de los sistemas mediante los cuales la mediación cultural reconstruye los formatos representacionales y, en definitiva, la estructura cognitiva de la mente humana, nos permite también comprender que esos sistemas culturales de conocimiento, tienen también una estructura cognitiva, están sujetos a las restricciones que la propia mente humana, como consecuencia de su naturaleza inicialmente encarnada e implícita, les impone. No se trata sólo de que la educación reconstruya las capacidades de la mente humana en el marco de la cultura, sino también de crear un espacio en el que la cultura se humanice, adaptando esos sistemas simbólicos de representación a las capacidades mentales de quienes deben apropiarse de ellos. En estos tiempos inquietantes en los que las incertidumbres de la sociedad del conocimiento y de la cultura posmoderna generan una huida cognitiva en busca de nuevas verdades, en estos tiempos en los que la certeza y la seguridad se anteponen a la libertad de dudar, el Sueño de la Ilustración nos debe empujar no sólo a en culturar la mente de los alumnos en nuestras aulas, sino también, y por qué no, a contribuir en ellas a humanizar la cultura, esa herencia que nos ha sido transmitida.
Para la UNESCO el concepto pluralista de sociedades del conocimiento va más allá de la sociedad de la información ya que apunta a transformaciones sociales, culturales y económicas en apoyo al desarrollo sustentable. Los pilares de las sociedades del conocimiento son el acceso a la información para todos, la libertad de expresión y la diversidad lingüística y consideran La sociedad de la información piedra angular de las sociedades del conocimiento
                                                                               Prof. Glenys Aro

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